La técnica quirúrgica del Láser de Excimer o Lasik consiste en realizar un pulido sobre la córnea para corregir el defecto refractivo (miopía, hipermetropía o astigmatismo) que presente el paciente.
Nuestro ojo enfoca las imágenes del mundo exterior gracias a las dos lentes de que dispone: cristalino y córnea. Tras atravesar estas dos lentes, las imágenes se proyectan sobre la retina, pero para que se vean totalmente nítidas deberán estar enfocadas exactamente sobre ella.
Se dice que un ojo tiene un defecto refractivo cuando la imagen no se proyecta exactamente sobre la retina debido a que la potencia de sus lentes (cristalino + córnea) no se corresponde con la distancia a la que se encuentra la retina, ya sea porque la distancia a ésta sea demasiado pequeña (hipermetropía) o demasiado larga (miopía).
Queratomileusis lamelar asistida con láser. La técnica en sí es igual a la anterior, los principios básicos son los mismos, pero difiere en la preparación de la córnea antes de recibir los impactos del láser. En vez de retirar la piel corneal (epitelio), en este caso se talla una pequeña lamela corneal (Flap) de aproximadamente 0.15 mm de grosor, y sobre el lecho corneal se aplica el Láser. Una vez finalizada la realización del pulido con el láser, se emplea la propia lamela corneal para recubrir el área tratada.
Esta segunda técnica es un poco más laboriosa que la anterior pero reduce notablemente el período de recuperación y a su vez tiene una evolución postoperatoria más confortable.
Como norma general se emplea la primera técnica (queratectomía de superficie) en pacientes con baja graduación (inferiores o iguales a -3 dioptrías) puesto que es una técnica más simple y rápida y la segunda se deja para el resto de casos.